Arquitectos: Javier García-Solera + Lola Alonso

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Se vacía la edificación completa y, tras ello, con una sola operación decidida –la inclusión de un importante patio transparente– y la adecuada ubicación del núcleo de escaleras y aseos, se define un interior fluido, homogéneo y versátil que propicia diferentes modos de ser utilizado. La burbuja de aire que constituye el patio acristalado introduce asimetrías, relaciones visuales cruzadas y una intensa comunicación diagonal.

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La envolvente rehabilitada se trata con un revestimiento rústico de revoco de yeso y pintura, mientras el nuevo interior se resuelve con vidrios, mamparas de tablero estratificado, pizarra o corcho, metales y materiales ligeros en coherencia con las intenciones de la propuesta.

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El espacio en planta baja se trata en continuidad material con el exterior y la planta alta se abre al cielo y al espectáculo de las cubiertas del barrio como uno más de los ingredientes de complejidad que la intervención propone.