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En la Alcudia, lugar donde apareció la Dama de Elche, proyectamos y construimos un pequeño pabellón que permita la exposición de parte de la colección arqueológica así como la recepción y acogida de visitantes. El proyecto plantea también la ordenación de los accesos y una pequeña construcción auxiliar que alberga servicios y sombra de espera.

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La presencia de los restos de lo que fuera la muralla de la antigua ciudad sugiere la ordenación completa. La edificación se asienta, bordeada por ellos, sobre un ligero podio desarrollado en continuidad con el suelo del conjunto pavimentado. Se piensa como una edificación de escasa altura, ligera, metálica y precisa, que acoge el programa y establece una amable conversación entre dos épocas –dos arquitecturas– que se miran y se hablan con respeto.