En un solar muy ajustado, de geometría extremadamente difícil, rodeado de altos edificios de viviendas y sometido a una normativa absurda que obliga a retranqueos de tres metros cada dos plantas de altura, la edificación busca instalarse de forma relativamente cómoda para alcanzar a crear un cierto confort apropiado a su uso. La posibilidad de una intimidad necesaria en un entorno altamente hostil.

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El patio inglés ajardinado del acceso, un patio interior siempre transparente y el intenso filtro envolvente negocian una relación pactada con el exterior. El espacio fluido y los acabados y matices del interior (aluminio y madera básicamente) aproximan la solución construida a aquella intención inicial.