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Pensamos la escoleta como si de un juguete inteligente se tratara: inicia a los niños en la apreciación de los aspectos valiosos de la realidad, fomentando así su conocimiento del medio y el desarrollo de su inteligencia específica, sin caer en el naif formal tan recurrente.

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Todo el conjunto edificado invita a su utilización, al roce, a mirar a través, a preguntarse múltiples porqués… para ello busca las orientaciones adecuadas, establece diversidad de texturas y acompaña con eficacia cualquier actividad improvisada.

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Los aspectos físicos, calidades y materiales de acabado se proponen como una invitación al tocar, al rozar, a tumbarse por el suelo, a pintarrajear las paredes… con materiales blandos, con esquinas curvas, con aristas suaves, con colores continuos y atractivos… facilitando así la apropiación inmediata por sus habitantes.

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El amable pié llano en el acceso por la calle Llucmajor, su grata orientación sudeste, los patios interiores, sus paredes de corcho, aluminio, goma o pizarra, las cortinas que transforman los espacios, su falso techo estrellado… convierten esta pequeña casa en un lugar donde primar imaginación sobre fantasía, donde acompañar una iniciación a la vida en un ámbito físico que sugiere mil formas de ser utilizado.