Arquitectos: Javier García-Solera + Alfredo Payá

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La propuesta presentada al concurso intentaba superar las condiciones de solar, entorno y programa, realizando una redefinición de ellos en términos no convencionales. Un solar de poca fachada, mal orientado, pero con una buena relación con el parque y el edificio institucional enfrentados, exigía de una respuesta libre, capaz de sortear ordenanzas y respuestas inmediatas para alcanzar a establecer una conversación inteligente con su entorno.

El tratamiento dado al programa, entendido como una multiplicidad de situaciones propiciadas antes que como una serie de relaciones prefijadas, permitió una rica solución espacial que llevó a este proyecto a ganar el concurso. El desarrollo del proyecto no hizo sino atender al consejo que nos diera Sáenz de Oíza, miembro del jurado: Constrúyanlo como lo han pensado, con un solo detalle.